«La pandemia me ha ayudado a crecer profesional y personalmente y a plantearme nuevos retos empresariales»
Activista de la belleza sostenible, audaz empresaria y esteticista vocacional, en esta entrevista a Cristina Galmiche nos desvela cómo ha sorteado los duros meses de la pandemia creciendo personal y profesionalmente.
Una proeza que le ha llevado a abrir nuevos centros, expandir su Método profesional por toda España, lanzar nuevos productos de su propia línea cosmética…¡ Y todo sin perder un ápice de su espíritu aventurero y empresarial!
¿Cómo ha afectado la pandemia a los centros Cristina Galmiche?
En lo que se refiere a los tratamientos y los problemas cutáneos, las consultas y tratamientos en nuestros centros de Madrid y Alcalá de Henares han aumentado un 20% desde mayo de 2020 y siguen subiendo.
Esto es debido al uso continuo de la mascarilla, que en muchas pieles, y más en las ya sensibilizadas, ha provocado la aparición del fenómeno Maskné.
En este largo año, prestigiosos centros de estética de diferentes provincias españolas han confiado en nosotros, y nos sentimos muy orgullosas y agradecidas porque hayan querido trabajar y transmitir a sus clientes nuestro propio Método. Es un honor que nos ayuden a expandir la filosofía de cuidado de la piel Cristina Galmiche por toda España.
¿Cómo afrontas la situación actual?
La situación actual la hemos afrontado, tanto mi equipo como yo, con más entrega si cabe. En tiempos difíciles mantener una buena actitud y mostrarnos agradecidos por seguir siendo importantes para nuestros clientes es determinante. La experiencia de estos meses, donde sentimos que hemos crecido mucho no solo profesionalmente sino humanamente, es lo que nos ha llevado a plantearnos nuevos objetivos y no quedarnos quietos.
¿Qué objetivos tienes para los próximos meses como empresaria?
El primer hito es la apertura de un nuevo centro Cristina Galmiche en el corazón de Málaga capital. Y continuamos trabajando en la implantación de nuestro Método en otros centros profesionales de estética con los que compartamos un mismo enfoque de la belleza.
Nuestra línea cosmética está además centrada en el desarrollo de nuevos productos basados en la innovación. Junto con nuestro laboratorio seguimos ampliando el catálogo de cosméticos, con el deseo de ofrecer a todos los clientes la mejor calidad a los mejores precios. Otro objetivo es ofrecer a los profesionales de la estética tratamientos personalizados en cabina que les aporten singularidad y una alta fidelización.
Otro objetivo muy importante para este 2021, es nuestra apuesta por ampliar y reforzar el equipo de profesionales con el que trabajamos. Estamos convencidos de que solo con un gran equipo podemos responder al 100% ante los clientes que a diario depositan su confianza en nuestras manos. La salud de la piel no es cosa de broma y va más allá de la belleza.
Nosotros nos lo tomamos muy en serio, y cada persona que trabaja en Cristina Galmiche está enfocada a dar todo lo mejor siempre.
¿Qué echas de menos en tu día a día?
Sobre todo a los seres queridos que ya no están. Durante estos meses de pandemia una de las frases que más hemos repetido ha sido “¡echo tanto de menos!”. Lo cierto es que esa añoranza siempre la calmo con el apoyo de mi familia, de mi hijo y de mis amigos para mirar al futuro con ilusión.
Me apoyo mucho en ellos y disfruto todo lo que puedo de las personas maravillosas que están a mi alrededor. También me ayuda pasear por el Retiro de camino a casa. Me encantan las visitas sorpresas, los abrazos, mis flores…
¿Cuál es tu filosofía de vida profesional y personalmente?
Mi filosofía de vida no dista de mi filosofía profesional: hacer el bien, es decir hacer cosas buenas. Ahí reside para mí el secreto de la felicidad: cuando ayudo a una persona con acné a dejar de sentir que tiene un problema. Si existiese un termómetro de la felicidad, en mi caso estaría por las nubes. También me pasa cuando preparo las albóndigas con la receta de mi madre, nuevamente se disparan.
Al mirar las caras de mi equipo, de mis esteticistas, siento que estoy ante alguien a quien cuidar, formar y agradecer lo que hace por mí y por nuestros clientes. Cuando veo a mi inseparable “compañera de fatigas” Victoria Emilova cada mañana, lloro de alegría por su apoyo incondicional.
Y cuando miro a mi hijo Christian y como ahora lo veo cerca de mí en esta nueva etapa de la empresa, siento que todo ha tenido sentido.
¿Alguna anécdota que nos quieras compartir?
Tengo una anécdota muy bonita: cuando era pequeño y para que entendiese que no podía molestar o entrar en una cabina, le decía que eran nuestras princesas y que teníamos que cuidarlas. Un día, paseando por la calle, vio a una de nuestras princesas y me dijo: “¡mamá, mira, ahí va una princesa!”.
«Cuando mi hijo era pequeño y para que entendiese que no podía molestar o entrar en una cabina, le decía que eran «nuestras princesas» y que teníamos que cuidarlas. Un día, paseando por la calle, vio a una de nuestras princesas y me dijo: “¡mamá, mira, ahí va una princesa!”.
¿Crees que has cumplido tu sueño?
Cuando era pequeña y jugaba con mis amigas y vecinas a “ponernos guapas”, ya soñaba con tener mi salón de belleza, como lo llamábamos entonces.
Tras regresar de Estocolmo, donde tuve a mi hijo, y con la ayuda de mi suegra, una mujer francesa de gran sabiduría y amplio mundo, y de quien tomé el nombre de Galmiche, empecé a estudiar junto al gran maestro Jean d´Estrées.
Mi primer gran sueño se hizo realidad cuando abrí mi primer centro en Alcalá de Henares.
Nunca imaginé que poco después acabaría inaugurando un nuevo espacio de belleza en Madrid capital. Y que acabaría implantando mi propio sistema de cuidado facial en otros grandes centros de belleza. Tampoco que fuera a expandirme por otras ciudades españolas.
Ahora, mi sueño es la internacionalización, en lo que ya estamos trabajando. Es muy importante también dejar a las nuevas generaciones de facialistas un legado. Mi experiencia de más de 30 años, algo que no me gustaría que se perdiese.
La verdad es que soy muy afortunada por tener a tantas personas valiosas a mi alrededor y por los profesionales que han depositado su confianza en mí, sentir ese apoyo ha sido clave para hacer realidad mis sueños de la infancia.
¿Qué es lo que te da energía y vitalidad cada día?
Sin duda, mi trabajo y ver a la gente feliz después de haber solucionado un problema. Evidentemente, soy una persona que se cuida, con unos hábitos saludables y esto contribuye a que me sienta con energía.
Si alguna vez decaigo un poco, un paseo por el mar en mi pequeño paraíso granadino en la Herradura me ayuda mucho.
Otros buenos aliados son una tarde de lectura en el sofá, un ratito en el gimnasio para oxigenarme y, en estos últimos años, he descubierto a mi querida Doctora Ly y la acupuntura que me aporta mucho equilibrio y me ha permitido volver a conciliar el sueño, algo que me costaba.
Al final, lograr el equilibrio cuerpo, mente, espíritu, no es algo que llegue sin más, requiere de constancia, disciplina y trabajar en uno mismo.
¿Qué crees que es más importante en los demás?
Supongo que para todos, después de lo que hemos vivido, la salud es fundamental. Somos más conscientes de su valor, pero también hemos vuelto a apreciar con mayor intensidad el contacto humano, esa sonrisa oculta tras la mascarilla.
Seguramente todos compartamos la necesidad de ser escuchados, vistos, sentidos… de ser percibidos con los cinco sentidos más que nunca.
Además de la belleza ¿qué hobbies te apasionan?
Sin duda, la cocina. Cocinar para los demás me hace inmensamente feliz. Mi descubrimiento culinario más reciente ha sido hacer pan; cuando me pongo a amasar me siento conectada conmigo misma, es como si estuviera meditando.
Viajar es algo que echo mucho de menos y que espero volver a retomar lo antes posible. Viví durante 10 años en Estocolmo y en realidad, desde niña, nunca he estado quieta en un único sitio, creo que tengo un espíritu nómada.
Un deseo por último para acabar… para «tus lectores»
Creo que un buen deseo sería que se quieran y sean amables, en primer lugar, con ellos mismos. Y que no dejen de soñar y pelear por sus deseos.
Hay una frase de Borges que siempre me acompaña: “planta tus propios jardines y decora tu propia alma, en lugar de esperar a que alguien te traiga flores”.